Fin del Viaje

Estoy a bordo de un Airbus de Iberia, a 10.000m sobre el Océano Atlántico. La noche ha caído hace ya unas horas y el silencio reina en el interior del avión dormido.

Los últimos días en Rio de Janeiro han resultado un tanto confusos, con muchas sensaciones enfrentadas. La vuelta a casa, tan escurridiza durante semanas, por fin era un hecho. Y se podía contar en horas. Aún así, había intentado disfrutar al máximo de esos tres días finales, hasta la última noche, de la que me llevo un grato recuerdo.

Pero así es, toda historia tiene un final, y a esta le ha llegado el suyo. Se puede pensar que ha sido antes de lo previsto, o también que después, pero yo quiero creer que ha sido en el momento oportuno.

Gracias
Ya os escribía hace no mucho, sobre todas las vivencias y experiencias enriquecedoras con las que he ido cargando mi mochila, teniendo que abandonar viejos hábitos para hacerles lugar. Ahora, volando de vuelta al viejo continente, haciendo balance de toda esta aventura, solo tengo palabras de agradecimiento.

Agradezco, en primer lugar, el apoyo recibido de mis padres en todo momento. Desde que supieron, en un principio, que me embarcaba en esta historia, hasta cuando les hice saber que me tendrían que esperar un poco más, el contar con su comprensión me hizo más fácil la toma de decisiones.

Estoy también muy agradecido a Hannes y Sylvain, por compartir conmigo el inicio de este viaje y tantos buenos momentos. A Sylvain, por ser el pionero de esta idea y a Hannes, por las profundas conversaciones de las que siempre sacaba algo de lo que aprender a mejorar. Y porque sin ellos, nunca habría existido nada de esto.

Y por supuesto, y sin dar nombres porque seguro que me dejaría muchos, a toda la gente que ha participado conmigo a lo largo de estos 388 días. A todos los que me abrieron las puertas de su hogar, viejos amigos, conocidos, amistades surgidas a lo largo del viaje, amigos de amigos, familiares de amigos... y gente que sin apenas conocerme no dudó en ofrecerme aquello que podía dar a cambio de nada. Compañeros de viaje con los que he compartido semanas de aventura, días de caminata, noches de fiesta o tan solo un par de charlas tomando una cerveza. Chicas que me brindaron su cariño, fuera por unas horas o por unos días, y que tal vez nunca se lo agradecí con palabras.

Y al señor que te indica dónde coger el autobús, la señora que te invita a un zumo cuando te ve cargado como una mula bajo el sol abrasador, al niño que te da los buenos días y a la china que te viene hablando en inglés cuando te ve más perdido que un pulpo en un garage.

Pero también al que te roba 100€ en un hostal, al que te quiere engañar con el cambio y al que intenta asustarte para conseguir lo que quiere (casi siempre dinero).

Porque de todos ellos, de algunos más y de otros menos, pero de todos creo haber aprendido alguna cosa nueva, que me haya ayudado a crecer como persona. Y a todos y cada uno, les estoy agradecido.

Y por último, y no por ello en menor grado, a todos los que estáis ahí, al otro lado de la pantalla, leyendo esto que escribo. A los que me habéis hecho reir y emocionarme con vuestros comentarios y a los que habéis preferido leer en silencio. A los que me escribíais mails, me enviabais videos y montabais conexiones en directo. Porque, aunque desde la distancia, también habéis influído en mi y de igual manera formáis parte de esta historia.

¡Gracias a todos!


2 de Febrero
El destino, que es caprichoso, ha querido que sea precisamente hoy 2 de Febrero, cuando ponga fin a esta historia y deje América para volver a casa.

Hace exactamente 5 años, el 2 de Febrero de 2006, abandonaba por primera vez el nido materno para irme 6 meses a estudiar a Inglaterra. Aún recuerdo la emoción y los nervios de los días previos a la partida. La incertidumbre de aterrizar solo en un país donde no hablan tu idioma, sin saber muy bien qué será de ti, si conocerás a alguien...

Antes incluso de llegar a mi destino, en el tren que llevaba a Bath, conocí a un giputxi que hoy puedo contar entre mis mejores amigos. Y a lo largo de los meses venideros, las amistades y los amores siguieron apareciendo. Unas se conservan mejor que otras, algunas se pierden, pero todas han significado algo.

Aquellos 6 meses cambiaron mi forma de ver las cosas y dejaron una puerta abierta hacia lo desconocido.

El año pasado, comencé este viaje con 2 de aquellos amigos que había conocido en Bath y a lo largo de éste he podido reencontrarme con otras amistades de entonces.

Hoy, 5 años después de aquel 2 de Febrero de 2006 en que abandonaba mi Bilbao natal con más miedo que otra cosa, vuelvo a casa con una percepción de la vida totalmente distinta. Ese antiguo miedo a lo desconocido, a lo que escapa a nuestro control, se ha tornado casi una adicción.

Hoy vuelvo a casa sin saber muy bien que será de mi vida a partir de ahora, pero lejos de preocuparme, precisamente eso me mantiene más vivo que nunca. Porque la vida ofrece posibilidades infinitas, cada día, a cada instante, detrás de cada esquina; una nueva amistad, un nuevo amor, un trabajo, una oportunidad... solo hay que estar dispuesto a verlas, con los ojos bien abiertos y sin miedo a correr riesgos.

Como decía un gran personaje: "LA VIDA PUEDE SER MARAVILLOSA!!!"